domingo, 26 de abril de 2009
Líderes blindados
¿Cómo de fieros son sus enemigos? Porque si son de los que duermen con una 9 milímetros Parabellum bajo la almohada, con un rifle AK-47 o incluso con un arsenal del pelo de una ametralladora, una granada de mano o una bomba-lapa, está claro que necesita protección extra para circular. El automóvil es uno de los puntos más atractivos a la hora de atentar contra personas de notoriedad pública; autoridades policiales y, sobre todo, políticos y gobernantes que viven bajo la amenaza terrorista o son susceptibles de sufrir una ofensiva sin preaviso. Ponerse una coraza contra los perdigonazos cargados de mala leche que dispara la oposición es un juego de niños cuando uno se enfrenta a proyectiles de verdad. Y disponer de un vehículo a prueba de Kalashnikov puede ser decisivo para salir sin despeinarse del polvorín y burlar a la muerte y a sus inductores.
«Desgraciadamente, nuestra base de datos han sido los atentados», corroboran en la empresa Imaho Blindajes de Madrid, líder en Europa en equipar de seguridad todo tipo de vehículos. No en vano llevan 30 años en el negocio. Empezaron a vestir vehículos con armaduras poco antes de que el de Carrero Blanco, en 1973, volara por los aires en la Operación Ogro de ETA. «Entramos en el sector debido a un cambio que hubo en una ley con Franco que decía que no se podían transportar más de 500.000 pesetas de una sucursal bancaria a otra si no era en un coche custodiado o blindado», explica el jefe de fabricación. Lo cierto es que no había nadie que se dedicara a la elaboración de estos furgones de transporte de caudales e Imaho se lanzó a la piscina.
Años después sí surgió la necesidad de tener que fortificar vehículos civiles. El primero para un particular fue un Dodge, que acabó en el garaje de la familia Botín. Obra de Imaho han sido también los dos papamóviles con los que Juan Pablo II recorrió España en los ochenta y la transformación del Rolls Royce Phantom que trasladó a los Príncipes de Asturias por las calles de Madrid el día de su boda.
Además, las compañías de transporte de explosivos y de animales, los bomberos, los tres Ejércitos, las policías Nacional, autonómicas y municipales y la Guardia Civil emplean coches «protegidos» -de alta gama, porque tienen potencia de sobra (150 caballos es lo mínimo) para soportar el aumento de peso que conlleva la armadura, «de entre 80 y 500 kilos»- y conforme a diferentes grados de blindaje, de cero a siete, según la directriz europea BRV 1999 que certifica los vehículos resistentes a balas. Por un coche fuera de serie, transformado para proteger a sus ocupantes, se llega a pagar «el doble y el triple» de su precio original.
Las marcas más prestigiosas disponen de divisiones especiales que se encargan de robustecer a sus 'buques insignia'. Así, Audi, Mercedes, Bentley, BMW, Volkswagen ofrecen este servicio a sus clientes. Las series especiales Security de BMW y Audi, Protect de Volkswagen y S-Guard de Mercedes-Benz configuran el 'blindaje de marca'. La ventaja principal es que sale más económico y no hay que homologar el coche en el Ministerio de Industria, a diferencia de lo que sucede en el método artesanal. La pega es que los posibles atacantes pueden conocer el coche con anterioridad porque, dentro de estas series, hay pocas variaciones entre los mismos modelos.
El búnker con ruedas en el que viaja el presidente estadounidense, Barack Obama, corresponde a un nivel B7 plus, por encima del máximo, como una matrícula de honor. Este Cadillac DTS al que llaman 'la bestia' y 'Cadillac One' es un transporte fuera de lo común incluso entre los de su especie, pues ha sido equipado con tecnología aeroespacial. La carrocería es una síntesis de acero, titanio y cerámica capaz de rechazar todo tipo de proyectiles y los vidrios tienen trece centímetros de espesor. Rueda alimentado por un cóctel de gasolina y espuma especialmente diseñado para que no explosione ni siquiera si sufre un impacto directo de un misil o una mina a su paso. Podría buscársele un pero, y es que «no cumple uno de las premisas del blindaje: pasar inadvertido», argumentan en Imaho. El «secretismo» también forma parte de la elaboración de un coche así. No hay por qué dar demasiadas pistas al adversario.
Vaciar el coche
Cuando un encargo llega a fábrica, el coche se desviste de carrocería y se vacía. El depósito de gasolina, el motor, las tuberías de frenos..., son elementos que podrían quemarse a la hora de soldar y no hay que dañarlos. Chapistas, tapiceros, vidrieros... obrarán la transformación con la ayuda de equipos de corte por láser, sistemas robotizados de soldadura... Pero el montaje y el acabado es pura artesanía. Hay que conformar una subestructura interior, un habitáculo seguro en toda regla. En los laterales, la parte frontal y la división con el maletero, se disponen planchas de acero hechas a medida, con un grosor de entre tres y seis milímetros, según la protección deseada.
Será necesario adaptar los marcos de las ventanas. Como las balas podrían penetrar por el techo y las granadas de mano por el suelo, ambas zonas se cubren con una manta de kevlar, un material moldeable y muy resistente que se utiliza también en los chalecos antibalas, en las velas de los barcos de competición y en los nudillos y en la palma de los guantes de los moteros. El reducido peso de este tejido permite bajar el centro de gravedad del coche. Sobre él se reinstalarán la moquetas y los asientos originales.
Las ventanillas, la zona más expuesta (por ello deben ir siempre cerradas, sólo se habilita la apertura de una), son capítulo aparte y se llevan el mayor porcentaje del presupuesto. Sólo la luna delantera puede salir por unos 3.000 euros. Cada cristal se fabrica a partir de varias capas superpuestas de policarbonato. Es un producto que no se astilla y no pesa, algo importante cuando el grosor del vidrio es potente, de 5,5 centímetros o más. Imaginemos eso que llamamos gafas de culo de vaso, que tienen lentes de mucho espesor. Algo así es una ventana blindada, pero sin graduar. «La anchura se disimula oscureciendo el cristal». Hecho lo cual, el coche se monta de nuevo y recupera su apariencia externa. Al entrar el pasajero y el chófer -lo habitual es que lo haya- el vehículo cierra automáticamente las puertas. Son los cerrojos antisecuestro. En caso de graves apuros, en una de las ventanas hay un detonante que impulsará el cristal hacia fuera si se quedan encerrados.
La batería se blindará para que el turismo no se quede sin corriente. Los neumáticos 'run-flat' no tienen aire, sino que incorporan un sólido aro en su interior para que el turismo pueda seguir rodando unos pocos kilómetros aunque la cubierta se haya reventado por un pinchazo o algo peor. El depósito posee válvulas especiales para que, en caso de explosión, el combustible se derrame por sí solo. «Un incendio de un depósito de gasolina da una capacidad de reacción de un minuto y medio para salir». Frente a las llamas, el vehículo insufla oxígeno a partir de los extintores instalados en el maletero y que se activan si detectan una crecida de la temperatura. Por otro lado, y ya que se trata de un recinto hermético, debe haber un sistema de renovación de aire en el interior para prevenir ataques con gases.
Hay coches oficiales que incluyen tapicería de teflón (es ignífugo) y que se pueden teledirigir. Haciéndolos avanzar unos metros se comprueba si se acciona una posible bomba-lapa colocada en los bajos. Por otra parte, incorporan inhibidores y perturbadores de ondas, que anulan y distorsionan todo dispositivo exterior susceptible de activar un artefacto explosivo, como los teléfonos móviles. Para poder comunicarse con el exterior, el conductor dispone de un sistema de megafonía y otro mando activa unos micrófonos que captan el sonido ambiente.
El remate consiste en reforzar los frenos, cambiar los reglajes de la dirección y modificar las suspensiones para controlar las mayores inercias en la frenada y la estabilidad en el paso por curva. La mecánica adaptada a un coche con fuerzas renovadas.
http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/20090426/sociedad/lideres-blindados-20090426.html
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