lunes, 5 de diciembre de 2011

CRONOLOGIA DE LAS TREGUAS “Si se rompe el proceso, esto será Vietnam”



“Lo que yo diga va a misa. Podemos atentar donde queramos y como queramos. Si se rompe el proceso, esto va a ser Vietnam. Responderemos a las detenciones con un atentado en España”. Quien amenaza así es Francisco Javier López Peña, Thierry, jefe político de ETA. Le escucha Jesús Eguiguren, presidente de los socialistas vascos
Es 11 de diciembre de 2006. Thierry y Eguiguren se sientan a comer frente a frente en un restaurante de Oslo (Noruega) muy próximo al hotel donde se han celebrado ya varias conversaciones entre el Gobierno y ETA que han conducido a un callejón sin salida; ambas partes se reprochan incumplimientos de compromisos pactados. Tras oír la diatriba del jefe de ETA, Eguiguren siente que el proceso de diálogo para el fin del terrorismo está a punto de naufragar. Solo 19 días después de aquella comida entre amenazas, ETA hace estallar un coche bomba en la terminal 4 del aeropuerto de Madrid-Barajas y mata a dos ciudadanos ecuatorianos: Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio.

Esos dos asesinatos truncaron el proceso de diálogo para el fin del terrorismo más largo de la democracia, que empezó a negociarse en 2005 y se desarrolló entre junio de 2006 y mayo de 2007. Concluyó en fracaso, aunque son muchos los que piensan que ese final frustrante sentó las bases que dieron lugar, cuatro años después, al cese definitivo de la violencia por parte de ETA al enfrentar a la izquierda aberztale con la banda.

Jesús Eguiguren (Aizarna, Gipuzkoa, 1954) fue uno de los principales promotores de aquella iniciativa y estuvo presente en el origen y en el final de las conversaciones. En paralelo al diálogo con ETA, hubo otra negociación política entre Batasuna, PNV y PSE, también fracasada donde el presidente de los socialistas vascos jugó un papel principal.

Eguiguren ha decidido ahora contar el proceso desde dentro a través de un libro —ETA, las claves de la paz, Editorial Aguilar—. En este libro se desgranan las claves del proceso que concluyó en mayo de 2007 y también las del fin de ETA tras la declaración del abandono definitivo de la actividad armada del 20 de octubre pasado.
» Primeros contactos. “Todo empezó en el caserío de Txillarre a principios de 2000”, cuenta Eguiguren. Desde aquella fecha y en aquel lugar, el presidente de los socialistas vascos habló en numerosas ocasiones con Arnaldo Otegi, líder de Batasuna, para buscar soluciones al problema del terrorismo en España poniendo en contacto a ETA con el Gobierno. Cuando en marzo de 2004 ganaron los socialistas, Eguiguren llamó varias veces al palacio de la Moncloa y preguntó por José Luis Zapatero, al que no conocía personalmente, para contarle sus gestiones. Pero el nuevo presidente no se puso al teléfono. “Por aquellas fechas”, recuerda Eguiguren, “se celebró un congreso del partido de Gipuzkoa, en San Sebastián, al que acudió José Blanco. Nos encerramos en un cuartucho y le conté, de arriba abajo, todo lo sucedido hasta entonces. Me dijo que hablaría con quienes tenía que hablar y que se comunicaría conmigo. A partir de ahí se estableció un cauce más o menos oficial a través de Alfredo Pérez Rubalcaba, que fue nombrado por Zapatero portavoz del PSOE en el Congreso. Lo que me dejó realmente sorprendido fue que con cuatro cosas que le dije, lo entendió todo al instante. Lo que teníamos entre manos y el riesgo que corríamos. Nunca he conocido a nadie tan rápido de reflejos”.

La versión de los hechos que circuló, según la cual ETA había tomado la iniciativa de forma unilateral, enviando una primera carta a La Moncloa cuando Zapatero ganó las elecciones, es una leyenda, según Eguiguren. “Personalmente crucé a Francia, recogí la carta de manos de Maitia [un dirigente socialista francés, que había recogido la misiva de manos de un sacerdote], y la traje a España. La carta la envió ETA en el verano de 2004 porque nosotros ya habíamos establecido la manera de hacerlo. Me habían avisado, estando de vacaciones en Badajoz, de que el cartero “llamaba”. Recogí la carta y se la entregué a Rubalcaba en Santander, para que a su vez la entregara en La Moncloa”.
» Primera carta, verano de 2004: “Diálogo para resolver el conflicto”. “En aquella carta, ETA se dirigía al Gobierno de España manifestando su disposición a comenzar un diálogo conducente a resolver el conflicto. Previamente, tuve que confirmarle que tendría respuesta. Al final del verano se le transmitió a ETA, mediante fórmulas intermedias, la respuesta del Gobierno (...) Era yo el que entregaba al cartero de Francia las respuestas. En uno de aquellos viajes me paró la Policía Nacional cuando llevaba en la parte trasera del coche todos los documentos. Al reconocerme, después de haberme enfocado concienzudamente con sus linternas, me dejaron pasar”.

» Segunda carta, febrero de 2005. Encuentro en fechas próximas. “Hubo una segunda carta de ETA en febrero de 2005 por los mismos canales. En dicha carta, dirigida al ‘señor Rodríguez Zapatero, presidente del Gobierno de España’, ETA ‘mantiene su plena disposición para encauzar una vía de comunicación directa, estable y a resguardo de situaciones coyunturales que permita solventar democráticamente, por medio de una negociación política, el conflicto entre Euskal Herria y España’. A renglón seguido, la carta decía: ‘[ETA] desea saber su disposición para que representantes del Gobierno que usted preside puedan mantener en fechas próximas un encuentro con representantes de nuestra Organización’. Finalmente, ETA manifestaba: ‘En caso afirmativo, le hacemos saber nuestra disposición para dar de inmediato los pasos pertinentes al respecto, responsabilizándonos de la organización del encuentro, que tendría lugar bajo los auspicios de una organización internacional”.
» Tercera carta, abril de 2005. Contraseñas para la cita. “Tardó dos meses en llegar y mientras esperábamos desconocíamos las razones de la tardanza. De forma casi instintiva, la achacábamos a las diferencias de criterio en el seno de ETA (...) Más tarde, cuando todo avanzó o parecía que avanzaba, alguien me dijo que el culpable de aquel retraso había sido el maremoto (el famoso tsunami) que devastó las costas de Indonesia. El Centro de Diálogo Humanitario Henri Dunant, que ejercería de facilitador, estaba entonces trabajando en aquella zona. La carta llegó, por fin, facilitando la cita. La tercera carta desvelaba que ‘la organización no gubernamental bajo cuyos auspicios tendría lugar el encuentro es HD Centre for Humanitarian Dialogue, con sede en Ginebra (Suiza)’.

A continuación precisaba la manera de establecer el contacto. ‘Con el objetivo de realizar el encuentro planteado entre los representantes de su Gobierno y los de nuestra Organización’ ETA proponía dos citas. ‘La primera cita sería el día 31 de mayo a las diez de la mañana en el hotel President Wilson de Ginebra. A dicha hora un miembro de la organización no gubernamental antes citada se presentará en la recepción de dicho hotel y preguntará por “M. Felipe Martínez, de parte de M. Scout”. Los representantes del Gobierno se dirigirán a él, quien les conducirá al lugar del encuentro. En caso de que sus representantes no pudieran estar a la hora indicada, la cita se repetiría una hora más tarde en el mismo lugar. La segunda cita sería el 7 de junio a las mismas horas en el mismo lugar y con la misma contraseña”.
» Primera fase. Ginebra, elaboración de la 'hoja de ruta’. Junio-Julio de 2005. Antes del primer contacto con ETA, el Gobierno llevó al Congreso una propuesta de resolución que daba cobertura a un proceso para el final dialogado del terrorismo. Todos los grupos, salvo el PP, apoyaron esa resolución. Eguiguren llegó al hotel Wilson de Ginebra y se sentó a esperar a que preguntarán por el señor Martínez, como se indicaba en la carta de ETA. Pero nadie vino y tuvo que ponerse en contacto con el Centro Henri Dunant.


RATIFICACIÓN DEL ACUERDO. En Oslo, los interlocutores del Gobierno y ETA ratificaron la hoja de ruta para el diálogo. Este era el orden del día de aquella cita.
» Cita con Josu Ternera. “Finalmente, el encuentro no fue en el hotel Wilson, sino en otro hotel a orillas del lago Leman. Los del Centro me dijeron: ‘Este es George’. Yo sabía que no era George, porque le conocía. ‘Este es Miguel’, dijeron de mí. Los dos sabíamos cómo nos llamábamos y daba la casualidad de que nuestro nombre real era el mismo, Josu (Jesús). Como nos conocíamos [de su etapa como diputado en el Parlamento vasco], nos dimos la mano con toda naturalidad. A George le acompañaba otra persona que se hacía llamar Robert. No desvelo ningún misterio, pues Josu Urrutikoetxea (Josu Ternera) es la persona de la que se ha dicho, por activa y por pasiva, que fue el interlocutor de ETA en los primeros contactos. Más tarde se supo que Robert era en realidad Jon Yurrebaso, veterano militante de ETA, detenido posteriormente, en marzo de 2007, en un control de la policía francesa”.

Cuando Ternera se presentó en Ginebra el 21 de junio de 2005 llevaba tres años huido de la justicia. La Audiencia Nacional le abrió un sumario en el que le implicaba como instigador del atentado contra el cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza de 1987 en el que fueron asesinadas 11 personas, entre ellas cinco niños.
En su reaparición en Ginebra, Urrutikoetxea negó desde el primer momento ser el comandante en jefe de ETA. Se presentó como interlocutor de ETA, dando a entender que tenía autoridad moral, pero no el mando real en la banda (...) Se vio que quería buscar un final a la historia de ETA e incluso, en algún momento, hablaría de la necesidad de pedir perdón a las víctimas, aunque siempre se refería, supongo, a “las dos partes”. Nunca me pareció que estuviera fingiendo”.

» La tregua de ETA y la declaración del Gobierno. “Lo que se trataba era de buscar fórmulas y ponerlas en un papel para alcanzar el objetivo de que ETA parara y el Gobierno hiciera una declaración de apertura del proceso. George [Josu Ternera] vino con un esquema similar. A partir de ahí, aprobamos un temario consistente en una primera tanda para analizar lo que ellos llamaban las causas del conflicto. Después, una segunda para abordar métodos de resolución. Y en tercer lugar, lo que llamamos el punto cero, el inicio del proceso”.

» “No usar la palabra autodeterminación”. “Quedamos, también, en no utilizar términos que fueran incompatibles con cualquiera de las partes, por ejemplo, autodeterminación. Nosotros no la podíamos asumir. Se podían introducir las reformas que fueran necesarias, pero aceptando la realidad existente. Creo que George [Josu Ternera] fue muy realista en su actitud. En aquella reunión también dijimos que si llegábamos a ese punto cero tenía que estar el PP, porque no se pueden hacer grandes cosas sin el primer partido de la oposición. Ellos tenían mucho interés en que estuviera. Desde el principio insistieron en que fuera un acuerdo de Estado”.

» Bomba en La Peineta. Orden de regresar desde Madrid. El 25 de junio, solo cuatro días después del inicio de aquellas conversaciones técnicas donde se pretendían establecer las condiciones del futuro diálogo, ETA hizo estallar una bomba junto al Estadio de la Peineta en Madrid, a solo 11 días de que el Comité Olímpico Internacional eligiera la ciudad anfitriona de los Juegos de 2012, a los que era candidata la capital de España. A Eguiguren le dijeron desde Madrid que regresara. Pero se quedó y pidió explicaciones. “Me dijeron que no habría más atentados y dejaron caer que la bomba de La Peineta estaba prevista desde hacía tiempo”.

» La ‘hoja de ruta’ provisional. “Establecimos un camino u hoja de ruta provisional:

1) Diálogo en Ginebra para acordar la hoja de ruta.

2) Ratificación en Oslo, después del verano, de la hoja de ruta.

3) Tregua de ETA y declaración del Gobierno, que sería el punto cero a partir del cual arrancar el proceso.

4) Reuniones de la mesa técnica Gobierno-ETA.

5) Después, Mesa de Partidos.

6) Aprobación de los acuerdos políticos en la mesa.

7) Implantación de los acuerdos.

» ETA pide cierta relajación policial. “George [Josu Ternera] me insistió que querían un proceso serio e irreversible, que no se viera afectado por un posible cambio de Gobierno. Aunque no pedían al Gobierno que tomara decisiones inmediatamente después de declarada la tregua, sí plantearon que de facto tenía que existir una cierta relajación policial y facilidades para que Batasuna pudiera actuar. Yo siempre les dije que no podía hablar en nombre de los jueces, porque son independientes, y tampoco podía ofrecerles garantías policiales”.
Las conversaciones para delimitar el campo de juego del diálogo duraron varias semanas”.

» Segunda fase. Oslo. Garantías del proceso. “En Ginebra apenas hablamos de lo que ocurriría una vez que ETA declarase la tregua y el Gobierno informase al Parlamento para iniciar el diálogo, si se daban las condiciones. Pero había llegado el momento de fijarlas, aunque no entraban en vigor hasta que se iniciara el final dialogado. Ellos pusieron sobre la mesa el papel de la policía, en sintonía con el proceso irlandés. Plantearon la eliminación de la presencia policial —controles, etcétera— y la paralización de las detenciones. Desde un primer momento dejé claro que España no era Irlanda y que la policía tendría que seguir haciendo controles de alcoholemia y en prevención del terrorismo islamista. Les dije que no respondía de la posición del Gobierno español, y que la Guardia Civil solo obedecía al duque de Ahumada. Salió también la cuestión de los procedimientos judiciales. Insistieron mucho en que dado el estado en el que se encontraban determinados procesos y los que se anunciaban podrían ser un obstáculo para el proceso de paz. Yo insistí siempre en que es dudoso que un Gobierno pueda decir a la policía o a la Guardia Civil que no cumpla determinadas funciones, pero que es evidente que un Gobierno no puede decir a los jueces lo que tienen que hacer o dejar de hacer”.

» “Exigencias a ETA”. Ya en su habitación del hotel, Eguiguren escribió sus propias garantías para exigir a ETA:

“—No atentados contra las personas.

— No atentados contra todo tipo de viviendas, bienes, edificios o símbolos.

— No kale borroka.

— No acoso social ni político; no extorsión económica.

— No adquisición de armas, compra, tráfico, etcétera; no adquisición de cualquier tipo de material.

— No atracos.

— No acciones de abastecimiento de todo tipo de material; suspensión del reclutamiento, formación y entrenamiento.

— No a la exaltación o propaganda de la lucha armada”.

ETA aceptó esta fórmula: “Se compromete a no realizar acciones contra personas (incluidas cartas y otras misivas, bienes de propiedad pública o privada. No llevar a cabo una estrategia de impuesto revolucionario. No realizar acciones de abastecimiento de armas y explosivos y/o materiales para su fabricación”.

» La tregua de ETA. El inicio del diálogo. Primera reunión Ginebra 22 de junio de 2006. El 22 de marzo de 2006, ETA declaró una tregua permanente. Tres meses después, Eguiguren inicia el diálogo con ETA acompañado de Javier Moscoso, exministro de Presidencia. “La reunión no la convocó ETA para empezar las conversaciones fijadas en la hoja de ruta del proceso (que nunca llegarían a celebrarse), sino para quejarse”, explica Eguiguren.

“El encuentro fue frío, acorde con la situación. En aquella reunión se trató solo de hacer un balance de lo sucedido en los tres meses que llevaba vigente la tregua. ETA explicó que no habría reuniones de otro carácter hasta que no se resolviera el problema de la seguridad para que ellos pudieran moverse en el exterior, pero sabían que ese asunto no se dirimía en nuestra mesa, que funcionaba a otro nivel. Fue solo una reunión de quejas. Nos entregaron una carta para Zapatero”.

“También protestaron porque la verificación sobre el alto el fuego que planteó Rodríguez Zapatero no estaba en los preacuerdos y que, además, había vendido el proceso como un proceso de resolución técnica, de paz por presos, y no un proceso de resolución política. George [Josu Ternera] insistió en que en la hoja de ruta no se había acordado que la mesa política empezaba solo cuando acababa la técnica”.
» Amenaza de Josu Ternera: si siguen las detenciones, volverán los atentados. “Nos entregaron un documento con el número de detenciones y hasta de los controles de carretera. Dijeron que el Gobierno había mantenido la represión para debilitar a la izquierda abertzale y añadieron que la confianza había saltado hecha añicos y que el panorama era desolador. Le contesté que no había una estrategia planificada del Gobierno con esa intención y que las quejas eran prematuras porque aún no había empezado el proceso. Reconocí que las cosas no estaban saliendo como habíamos previsto, que había un rechazo muy fuerte de los sectores contrarios al proceso y que en una sociedad democrática el Gobierno no controla todos los poderes, como el judicial, que tiene sus límites. Y que, en definitiva, si se habían producido detenciones era porque seguía habiendo extorsión”.

La respuesta de Josu Ternera fue más amenazadora: “Dijo que estábamos jugando con fuego. Que sería muy grave que hubiera en el Gobierno una interpretación distinta de lo acordado en Ginebra y Oslo porque seguían las detenciones y porque ni la legalización de facto de Batasuna, ni el pacto de Estado se habían cumplido. Terminó amenazando con que si las cosas seguían así se podía llegar a la suspensión del proceso y a la vuelta de ETA a los atentados. Que el Gobierno sabría cómo resolver los problemas”.

» Segunda reunión. Lausana. 23 de junio de 2006. Seis días después, Zapatero abre el diálogo. Seis días después de esta segunda reunión, Zapatero compareció en el Congreso de los Diputados para anunciar en una intervención memorizada la apertura del diálogo con ETA y proclamó, de acuerdo con el guion previsto en Ginebra y Oslo, que el Gobierno asumiría las decisiones de los ciudadanos vascos, respetando las normas y procedimientos legales. Una semana más tarde, una delegación del Partido Socialista de Euskadi formada por Patxi López y Rodolfo Ares se reunió de manera oficial en un hotel de San Sebastián con otra de Batasuna en la que estaban Arnaldo Otegi y Rufi Etxeberria. “Pensamos que aquella reunión facilitaría la consideración de la izquierda abertzale como interlocutora política. Incluso pactamos con Otegi las declaraciones previas al anuncio de aquella reunión”.

» Septiembre de 2006. Segunda tanda de reuniones tras la tregua. Entra en escena Thierry. A las nuevas conversaciones se incorporan el jefe de ETA, Javier López Peña, Thierry, y por parte del Gobierno, José Manuel Gómez Benítez, catedrático de Derecho Penal y vocal del Poder Judicial a propuesta del PSOE.

Josu Ternera lee la carta que entregó en julio a Moscoso para el presidente del Gobierno: “El proceso está estancado. Se están incumpliendo los acuerdos anteriores al alto el fuego. No ha habido rectificación, siguen las detenciones y las prohibiciones”.
Además, el representante de ETA denuncia que Zapatero no se ha ajustado a lo pactado en Ginebra y ha cambiado el sentido de la declaración al desaparecer el término ciudadanos vascos y ser sustituido por Euskadi.

“Para ETA”, escribe Eguiguren, “introducir Euskadi en lugar de ciudadanos vascos significaba excluir Navarra”. “La novedad más importante fue la presencia de Thierry, que empezó acusando al Gobierno de poner en marcha la doctrina Parot (una interpretación sobre cómo restar redenciones de pena que obligó a los etarras condenados con el Código Penal de 1975 a pasar más años en la cárcel) para utilizar a los presos. Le contestamos que no era una decisión del Gobierno sino una decisión autónoma de la Justicia, Thierry dijo que no creía en la división de poderes, que a él no se le hablara del Estado de derecho ni de la función autónoma de la Justicia”. Sobre la huelga de hambre de Iñaki de Juana, los representantes de ETA explicaron que “no era cosa suya, era un problema sobrevenido y que la responsabilidad era del Gobierno que iba a poner muertos sobre la mesa”.
http://politica.elpais.com/politica/2011/12/02/actualidad/1322825283_523657.html
GRACIAS M. POR LA INFORMACION

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