domingo, 12 de diciembre de 2010

¿Por qué las siguen matando?



Las medidas preventivas no frenan la violencia de género, que este año se ha cobrado ya cinco víctimas en Euskadi


«La concienciación no está calando todavía en la sociedad», advierte la jueza Eneida Arbaizar
Existe una legislación específica, juzgados especializados, casas de acogida, sistemas de alarma para alertar de una eventual agresión, escoltas, campañas de sensibilización... Y, sin embargo, la violencia machista sigue dejando un incesante goteo de víctimas. Este año son ya 68 las mujeres fallecidas, 13 más que el anterior. La última, Cristina Estébanez, una joven de 25 años a la que su ex novio -al que acababa de denunciar y sobre el que pesaba una orden de alejamiento- mató a puñaladas el pasado lunes en Barakaldo. Cristina es la quinta víctima mortal en el País Vasco durante el presente ejercicio. En 2009 fueron dos. ¿Qué falla? Con tantos instrumentos al alcance, ¿por qué no es posible evitar una sangría de mujeres?
Mariola Serrano, directora de Atención a las Víctimas de la Violencia de Género del Gobierno vasco, precisa que las fallecidas este año en Euskadi a manos de sus compañeros sentimentales actuales o pasados son dos; el resto de casos se dio en el entorno intrafamiliar. «Esto nos hace plantearnos si habría que cambiar la legislación y reforzarla en ese aspecto», sugiere. Serrano incide en la necesidad de que la violencia machista se aborde como «un problema social» y «lo que hay que hacer para remediarlo es escuchar a las mujeres». «La decisión de denunciar es muy dura y debe ser de las víctimas, pero las instituciones tenemos que estar ahí para darles el máximo apoyo», expone.
Eneida Arbaizar, jueza de instrucción de Bilbao especializada en esta materia, apunta que la lucha contra esta lacra social lleva «muy poco tiempo funcionando». Y hay una asignatura pendiente: educar en la prevención. «La concienciación no está calando todavía en la sociedad. Llama la atención que cada vez haya más chicas jóvenes maltratadas, que no cuentan con una dependencia económica del agresor y que no deberían tener ninguna necesidad de aguantar ese trauma», añade. La magistrada alude a una de las formas más recurrentes de delito que ve cada día en su trabajo al frente del juzgado de violencia de género. «Entre la gente joven está ahora muy de moda grabar relaciones sexuales para colgarlas luego en Internet. Hay que concienciar de la gravedad de los hechos al que difunde los vídeos sin consentimiento, pero también el que ofrece su imagen debe ser consciente de las consecuencias», apunta.
Blanca Estrella Ruiz, presidenta de la Asociación a favor de los derechos de la mujer Clara Campoamor, es muy crítica con la protección que presta el sistema a las víctimas. «Con la actual ley de Violencia de Género, que una mujer que haya denunciado, aunque luego se retracte, sea asesinada por su agresor es un indicador de que el Estado de Derecho no ha funcionado». Ruiz sostiene que los poderes públicos deben ser «conscientes» de que si una mujer recurre a interponer una denuncia es que está «aterrada», lo que debería ser suficiente para activar todos los mecanismos que impidan que el problema vaya más allá.
No culpabilizar a la mujer
La presidenta de la asociación Clara Campoamor cree que la Justicia y las fuerzas de seguridad del Estado son las responsables últimas de preservar la vida de las mujeres maltratadas. «Si la Ertzaintza y los juzgados no tienen medios suficientes para certificar la seguridad de todas las víctimas, yo les propongo que se planten y no den ni un paso más hasta que se los suministren», propone. Y cada vez que se produce una muerte «toda la sociedad debería analizar qué es lo que ha fallado». «En ningún caso hay que echar la culpa a la víctima por no acogerse a algún tipo de ayuda social o por decidir seguir viviendo en su casa», critica, en referencia al caso de Cristina Estébanez, que rechazó refugiarse en un piso de acogida. A corto plazo, su visión no es nada optimista: «Veía un futuro mejor cuando empecé a militar hace treinta años que ahora».
Eneida Arbaizar insiste en trabajar en la prevención y «en el valor de la sociedad para educarse a sí misma. Hay que hacer hincapié en que no se puede consentir ningún tipo de maltrato». La magistrada ve un claro ejemplo en la gente que acude como testigo a los juicios, en muchos casos incluso en contra de la voluntad de la propia víctima. «Hace poco tuvimos a un conductor de Bilbobus que intervino en un caso y que no tenía claro si se estaba metiendo donde no debía. La labor de estas personas es fundamental», concreta. Otros aspectos a mejorar serían, en su opinión, la rehabilitación del maltratador y la asistencia a las mujeres «para evitar que se echen para atrás en medio del proceso de denuncia».
Para la directora de Atención a las Víctimas, las campañas de sensibilización son «fundamentales». «Son la única forma de lograr nuestro objetivo a largo plazo: erradicar la violencia de género por completo», añade. El año que viene, el departamento que dirige Mariola Serrano tiene previsto realizar toda una serie de actuaciones, que van desde implantar el seguimiento de las víctimas con teléfonos GPS, hasta nuevas campañas entre los profesionales que atienden a las maltratadas (Ertzaintza, servicios médicos...). «Cada vez que se produce una muerte empezamos un proceso de reflexión interna para ver qué ha podido fallar», concluye.

http://www.elcorreo.com/vizcaya/v/20101212/pvasco-espana/siguen-matando-20101212.html

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